Amistad
24 de agosto de 2022
La amistad, ¿qué es la amistad?, ¿qué determina tal relación afectiva?, ¿qué la delimita con respecto a otras? Ya Aristóteles tuvo que preguntárselo hace más de dos milenios, no en vano la terminó clasificando en tres tipos: amistad de utilidad, amistad de placer y amistad de los buenos. Para mí, sin embargo, solo puede tener cabida hablar de la última, la de los buenos, la única que puedo concebir en el plano de la amistad. Las llamadas amistades de utilidad o de placer solo pueden ir directas a mi cajón de los conocidos, no trascendiendo más allá por cualesquiera que sean los motivos. Esto, claro, puede provocar algún conflicto menor donde la otra persona me considere amigo pero yo no la vea así, pero si de algo me he dado cuenta es de que el simple hecho de denominar amigo a alguien que no lo es me produce tal aversión que es preferible decirle que no lo considero como tal. En todo caso, distinguir entre lo que cuente para ti como amistad o no es fundamental, algo que por algún motivo parece tornarse difuso con el auge imparable de las redes sociales. ¿Por qué hay gente a la que le cuesta tanto verlo? ¿Por qué hay gente que llega a sacrificarse por alguien que no le devolverá ni una décima parte de interés? Y es evidente, desde luego que lo es, que las circunstancias son cambiantes y no siempre se puede estar ahí, pero sin existir cierta reciprocidad, cómo logras denominar amistad a eso. Me parece pura ceguera. Abordando un poco más en las redes sociales, donde muchos de esos mal llamado amigos no son más que un número de mayor o menor magnitud, ¿qué otra cosa espera la gente? Existiendo trivialidades como la búsqueda de mutuals con intereses comunes (esto es, la amistad de placer) o acciones más absurdas como seguir a alguien con la única pretensión de que te siga de vuelta (esto es, ser imbécil), ¿cómo no van a existir relaciones superfluas? Se está perdiendo perspectiva.