Comida
17 de octubre de 2022
La comida es lo mejor que hay, una de las pocas cuestiones que nos une: todos queremos comer -distinto es poder-. La comida ha hecho al hombre, desde el tránsito de la alimentación vegetal a la mixta hasta nuestros días, donde quizá se esté produciendo un retroceso alimenticio, ergo evolutivo. Y es que ha cambiado mucho nuestra forma de alimentación desde nuestros orígenes, y no es para menos, todo ha sido cuestión de experimentación. Hoy día nos llevamos las manos a la cabeza por cuestiones sumamente triviales para lo macabro que ha sido el ser humano desde siempre, ¿qué estaba haciendo quien descubrió que de la vaca salía leche?, ¿a quién se le ocurrió comer un óvalo de calcio salido del recto de una gallina?, ¿los pelillos salientes del mejillón lo hacía ver tan apetecible o alguien quería satisfacer vaya usted a saber qué parafilia? ¡¿En qué momento hemos aceptado comer pasto en forma de ensalada y decir que es sano?! La percepción -o, mejor dicho, su conocimiento- de la comida también ha variado con el paso del tiempo, como el pan integral, antes pordiosero, hoy en boca de todo Carlos Ríos de la vida. O algo tan simple como echarle trigo a la sopa, antes de lo poco que uno pudiera llevarse a la boca, hoy toca una exquisitez. Incluso la obesidad y su estigma en sí misma, antes todo un símbolo de riqueza y privilegio, hoy todo un problema social y sanitario. ¿Qué nos deparará el futuro? Ya se está vendiendo la ingesta de insectos como el camino a seguir en cuanto a alimentación sana y saludable, y pocas cosas gustarán más que comerse un saltamontes y que se te quede una de sus patitas incrustada en la muela. ¿Terminará siendo habitual comerse una sopa de barro?, ¿qué tal una tortilla de gusanos?, ¿unos caracoles hervidos? Ah, no, que esto ya se hace. Y de postre, ¿qué tal un mousse de piedra picada?